Proyectada sobre la pantalla, la frase final del espectáculo sobre la amistad me toca profundamente, ¡bellísima! Y me hace lanzar un bravo susurrado antes del aplauso sentido y cerrado a Fernando y Pablo, dos amigos-actores del alma.

Por supuesto, no
es ésta la única premisa (la del Corazón) para el buen teatro : también es importante sentir que la sociedad necesita ese
particular proyecto (la razón de Voluntad), y que un arte precisa del artilugio técnico adecuado (la del Pensamiento). Pero
de las 3 premisas, quizá esa que aparece en el espectáculo de Juan sea la más
esencial e imprescindible. ¡Te abrazo, Juan!