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(realizada por Izara Bartres, para la revista "Tiempo", julio 2013)
¡VOLVEMOS A PARTIR DEL 13 DE SEPTIEMBRE,
todos los VIERNES a las 21h)
RESERVA YA TU INVITACIÓN escribiendo a luisdorss@hotmail.com
entrevista completa: ¿Por qué motivo decidiste llevar a escena este monólogo de Kafka?
Dice Hermann Hesse que nadie
actúa por motivos, sólo por enamoramientos e impulsos inconscientes. Después
buscamos la filosofía que mejor convenga. No tengo inconveniente en reconocerme
como Hesse partidario de los enamoramientos y exponer los míos. Por un lado, la
idea del ciclo: la literatura que se levanta del papel y rompe la intimidad con
el lector; retorna a la voz que dibuja en el espacio y el tiempo, compartida en
público, y logra así multiplicar sus resonancias; por otro lado, la escritura
onírica de Kafka, tan plástica y de ambigüos significados; y por último, el
placer de hacer teatro con cómplices excepcionales, sin los que sería imposible
ese teatro excepcional... ¡que nunca logramos!
Podríamos decir que Kafka nos plantea, en este monólogo, una crítica social a través un personaje metafórico. ¿Qué representa para ti la figura del artista del hambre?
La dimensión social es una de las que aparecen en los coloquios que mantenemos después de las representaciones de este cuento; también surgen otras dimensiones como la ética, la psicológica, ¡hasta la religiosa…! Yo creo que los artistas no quieren criticar, reflexionar ni hacer metáforas. ¡La mayor parte no saben ni lo que hacen o dicen con sus obras! Pero no me escapo: me gustaría que cuando el espectador se preguntara quién es el artista del hambre, se respondiera: soy yo, es decir cualquier persona (no necesariamente artista) que emprende cualquier tarea.
Haciendo un pequeño ejercicio de imaginación, ¿qué tipo de monólogo hubiera escrito Kafka si hubiera vivido en estos tiempos? ¿Está hoy más de actualidad que nunca este monólogo?
Es verdad que la circunstancia del tiempo convulso y de cambio que le tocó vivir a Kafka a principios del XX detonó su escritura, ese extrañamiento frente al mundo. Es posible que hoy hubiera incluido el vertiginoso avance de las tecnologías. La actual circunstancia de principios del XXI, también de cambio –incluso de un cambio de mayor envergadura que aquel-, emparenta ambos periodos y es una de las razones por las que Kafka resuena hoy intensamente. Sin embargo y dicho todo esto, tengo la certeza de que Kafka hubiera escrito lo mismo ayer que hoy. Lo relevante en Kafka es su posicionamiento, víctima y en soledad, frente al mundo. Y la distancia tragicómica. Eso lo hace universal.
¿Qué le dirías a los
jóvenes que pasan ahora por la RESAD con la ilusión de ser actores o
directores?
Es verdad que habrá espacio
profesional para pocos. Pero eso siempre ha sido así. Las gentes del teatro,
del arte en general, tenemos en tiempos de crisis la ventaja de que no
necesitamos habituarnos a una nueva situación. Cuando hablo con compañeros,
jóvenes o mayores, me gusta animar a hacer de nuestras ilusiones un sólido
oficio, a colaborar -también entre diferentes disciplinas-, a ser conscientes
de la responsabilidad y la suerte que supone vivir en un momento como el actual
en que todo está cambiando y es tan necesaria la poesía...
¿Cómo resumirías la
situación que viven ahora los artistas?
El desconcierto es palpable,
yo diría natural. Por sólo mencionar uno de los cambios evidentes citaría la
nueva difusión de las obras artísticas, resultado de las tecnologías
emergentes, y que implica necesariamente cambios de contenidos y formas. ¿No
son excitantes estos horizontes y oportunidades?
UN ARTISTA DEL HAMBRE, cuento de Franz Kafka, interpretado por Juan Ceacero y llevado a
escena por Luis d´Ors, puede verse los viernes, a las 21h. en la Sala Mirto de Madrid,
escribiendo al mail luisdorss@hotmail.com
Posteriormente comenzará su gira en teatros de España.
Más información en companiadeactoresmichaelchejov.blogspot.com